domingo, 20 de septiembre de 2009

Corta ramas el ruido de palabras

Quisiera ser donde mis manos dicen
llenarlo de palabras,
y el llanto de mis ojos, voces solas
del oír lo que hiere.
Más allá del encierro absurdo y geométrico
que ofrece tributo al olvido,
se violenta la carne; está sedienta
del sabor con que ese luto,
¡ay grito seco!
pudre hasta los huesos en desperfecto verso.

Con alabastro cubres el cuerpo y la madera
y en tus ojos muere la palabra.

La ignorancia, que fue y renueva
la vida ya marcada en los errores del viento,
revuelca en remolinos
la esperanza de esa luz en fe de erratas
en el adiós tremendo de este galopar sin brida.

Sobre hojas muertas, se cuaja insolidez, donde la lluvia
lentamente en las acacias se hace flecha, lanza,
y sin reyertas
queda pinchada al perdón de las heridas
por ese soplo de vida que colgando recita su osadía
-luz escrita de palabras-
cuando las ramas de la virtud sangran.

No hay luz en el llanto gris de cada letra
cuando no restituye al árbol su corteza, las hormigas
que salen de mi boca

4 comentarios: