Con el primer rocío,
cuando calla con estrepito el estío,
hormigas y amapolas urden silencios cristalinos
que anuncian las últimas rosas.
Ultrasonido
Hilerado roce de suspiro y cuerpo
que emiten destellos al latir
desnudo el silencio.
Asombro en mitad del paisaje,
¡sin dejar rastro!
como luz de otoño, quedará por siempre
un amasijo de angeles negros
recolectando la última cosecha de los membrillos.
miércoles, 19 de agosto de 2009
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Mi querido poeta, eres un crac manejando el poema.
ResponderEliminarSabes que me encanta como escribes.
Ella también lo hacía. Y estoy segura que desde esa otra dimensión-me gusta pensarlo-
se sentirá muy orgullosa de tí.
Te dejo mi abrazo fraterno y sincero, asterio.
Gabriela
Un beso u dos para ti.
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